A mediados del S. XIX las condiciones de vida de los trabajadores en Europa y los EE.UU. no podían ser peores:
1.- La jornada laboral llegaba hasta las 16 horas (la jornada se iniciaba a las 4 de la madrugada y terminaba a las 8 de la noche).
2.- El salario era escaso y sólo permitía ir malviviendo mientras había un puesto de trabajo en la Industria.
3.- En caso de cierre de la empresa, el destino para las familias obreras era el paro o la emigración.
4.-Sus hijos trabajaban desde los 6 años, y las mujeres de noche para completar el salario familiar.
La miseria y la explotación eran un lugar común entre las clases trabajadoras, así como la represión policial.
El 1° de mayo de 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su exigencia. En Chicago los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket (4 de mayo) y en el posterior juicio amañado contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad, cuatro de los cuales fueron ahorcados un año y medio después.
La lucha por limitar la jornada de trabajo a ocho horas duró décadas.
En España se celebra el 1º de Mayo por primera vez en 1890.