Por Juan Luis Valenzuela (Fuente: El Plural)
Es difícil interpretar las palabras de ayer del dirigente valenciano en el sentido de que el líder de la oposición socialista desea no sólo su muerte, sino que lo asesinaría para verlo boca abajo en una cuneta, sin tener duda razonada al menos de que el Presidente valenciano sufría en ese momento un trastorno mental transitorio. Es inverosímil porque salvo extremistas, esperpentos berlusconianos o fanáticos militantes ultras, nadie con buena salud en su coco se atrevería a utilizar ese argumento tan revanchista.
Sería mejor por tanto pensar que Camps sufrió de una falta de riego cerebral momentáneo, de una anulación efímera de neuronas o de una ataque pasajero a su intelecto, que entender que un dirigente de una comunidad tan importante como la valenciana albergue pensamientos tan peligrosos sobre su rival, sobre todo porque en el tema de los asesinados por móviles ideológicos, alguien le puede recordar aquello de que “el ladrón piensa que todos son de su misma condición”.
Además cuando se es tan de derechas como lo es Francisco Camps y se toma a chufla, como recientemente ha hecho, asuntos como la memoria histórica, mencionar a las cunetas y a los muertos es un ejercicio peligroso por asociación y recuerdo de nuestro pasado y viene a ser como mentar la soga en casa del ahorcado.
Decididamente prefiero pensar que quien llegó a ser un día la esperanza del PP, se está volviendo como una chota a base de presiones de su partido y de percibir un horizonte judicial complejo y de ver que sus días de vino y trajes a gogó finiquitan. Quiero pensar que está en el punto cercano de la enajenación mental antes de entender que anide en su mente reflexiones tan cainitas de los políticos españoles. Un ex líder interiormente derrotado porque sabe que su futuro prometedor ni tiene futuro y ni mucho menos promete, tiene que sufrir a la fuerza esos apagones de lucidez. Ya lo demostró cuando habiendo tomado una decisión en los órganos regionales sobre Costa le comunicó a Madrid que fue otra bien distinta. Y ayer le pasó lo mismo, se le fueron los fusibles del cerebro y se le cortocircuitaron las ideas.
Debe ser duro, muy duro, pasar de la solvencia política a ser un talón políticamente sin fondos y con fecha cercana de cobro. Es un pagaré que ningún banco admite y eso le produce una demencia que le nubla el pensamiento lógico. No dormirá bien, tendrá pesadillas, sudor frío, imágenes judiciales con voz en off policial. Se le ve en esa sonrisa cínica, el baile de zoombi y la mirada perdida cuando habla en el Parlamento. Si se le pregunta por la trama Gurtel dice que de eso no está muy al día; si es por la crisis del PP te habla de las nuevas tecnologías y la agricultura. Va pasado de rosca. Y es que todo el fregado en que anda metido, finalmente se paga en un raciocinio a la baja.
Y digo yo ¿Con un presidente con esos flujos y reflujos intelectuales se puede seguir gestionando la Comunidad Valenciana? ¿Qué dice el Estatut de la incapacidad mental de sus Presidentes? Porque de la mala uva y del espíritu rencorosamente fratricida sé que no dice nada.
Este «señor» hizo que a mi madre le asomaran las lágrimas a la vez que decía «ése no lo ha vivido ni sabe lo que está diciendo».
Para ofender a las personas es para lo único que sabe y quiere utilizar la memoria histórica.
Otra cosa más que, como valenciano, tengo que agradecerle al que se le suponía honorable.
Os invito a ver el vídeo de opinión de Iñaki Gabilondo del día 12 de noviembre. No tiene desperdicio.
http://www.youtube.com/watch?v=k7XoHiKqBmM
El ratico se le está haciendo largo y no debe de andar muy bien de la olla cuando se deja a su jefe en Barcelona y sale a dar una vuelta en un ferrari con la señora de los bolsos de lujo. En fin todo lujo, esperemos a que la justicia los ponga en su sitio y con trajes de rayas aunque sean de diseño.