A juzgar por el título de este artículo bien pudiera entender el lector que pretendo hablar de la famosa película que dirigió Pedro Almodóvar, nada más lejos de mi intención, no quiero hablar de esa película, solo quiero hablar de la Mala Educación.
Cuando se celebró la exaltación festera el pasado día 5 de Septiembre llegué a pensar que nuestra Alcaldesa iba a protagonizar un desaire a la Abanderada de la comparsa de Piratas, Felicidad Peñalver Olvera, cuando la recibiera en el escenario, pero afortunadamente no fue así, nuestra alcaldesa supo estar en su lugar y cumplió con el cometido que se le había encomendado que no es otro que dar la bienvenida al acto de presentación de los cargos de Capitanes y Abanderadas.
Poco me iba a durar esa satisfacción, que ciertamente me sorprendió viniendo de nuestra Alcaldesa.
En el desfile de la Entrada Mora vimos como de dentro de la Alcaldesa salió la verdadera Maite Parra transgresora, la verdadera Maite Parra ciertamente mal educada, no se ha enterado a estas alturas de que en ese acto no ejerce de Maite Parra, ejerce de Alcaldesa de Ibi, y que la abanderada que pasa por delante de la tribuna no es Felicidad Peñalver, es la abanderada de una comparsa. No se puede consentir que al paso de todas las abanderadas se rompa en aplausos y se levante fervorosa, tanto ella como sus invitados y correligionarios, que es capaz de caer de la tribuna con tal de que se vea lo simpática y agradecida que es, y cuando pasa la abanderada de los Piratas ni se inmute, quedando desafiante sentada como señal de desprecio a una representante legitima de la fiesta de Moros y Cristianos, esa fiesta que luego se jacta ella de ensalzar.
Es vergonzoso ver como menosprecia nuestra Alcaldesa a los verdaderos protagonistas de la fiesta y se erige ella misma en la reina y señora de todo, la única que tiene derecho a ser el centro de la fiesta, y lo cierto es que es la única que acto tras acto demuestra su más absoluto desprecio por la fiesta llegando tarde a todo. Disfruta haciendo cabrear a los sufridos organizadores de los actos, en definitiva hace gala de aquel dicho que dice que “lo importante es que hablen de ti, aunque sea mal”.
Prueba de que la Sra. Maite Parra no siente el menor respeto por los cargos festeros es ver, el día del pregón en el Balcón del Ayuntamiento, como el presidente de la Comisión de Fiestas es relegado a una segunda fila, tampoco en esta ocasión se da cuenta de que ese acto es el primero que organiza la comisión de fiestas y que ella es una invitada. Aunque no le guste debe de saber, a mi entender, que el Presidente de la Comisión debe estar como poco a la misma altura que ella. ¡¡Es patético!!
Lamentablemente nos tiene acostumbrada esta señora a tratar a todos como empleados de su cortijo, da igual que seas de los suyos que de los otros, la única diferencia que existe es que los primeros callan y los segundos decimos las cosas que pensamos y que creemos que son indignas en la persona de la máxima representación de nuestro Ayuntamiento.
Esto que Arturo considera mala educación, yo entiendo que es sobervia.
Según el filósofo Fernando Savater:
La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro.
Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo, lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga por encima.
La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder, y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.
La soberbia es la antonomasia de la desconsideración. Es decir: «Primero yo, luego yo y luego también yo.» la soberbia es una cosa sencilla: simplemente se trata de maltratar al otro. Se trata de quienes tal vez no tengan conciencia de lo que están haciendo por auto glorificación, pero en la práctica piensan: «Yo cuento mucho más que usted». Hay algunos que lo hacen en forma imperceptible a primera vista, pero otros lo muestran con gestos, pequeños o ampulosos o diciéndoselo en la cara a los demás, con lo que corre el riesgo de conseguir el enfado y el rechazo. Pero lo cierto, es que siempre hay individuos dispuestos a una actitud servil, con quienes los soberbios encuentran un campo ideal para hacer todo tipo de putadas y desvalorizar al otro.
En definitiva la soberbia es debilidad y la humildad es fuerza. Porque al humilde le apoya todo el mundo, mientras que el soberbio está completamente solo, desfondado por su nada. Puede ser inteligente, pero no sabio; puede ser astuto, diabólicamente astuto quizá, pero siempre dejará tras sus fechorías cabos sueltos por los que se le podrá identificar.
¿Habrá sido Mayte Parra la musa inspiradora de Fernando Savater?
A esta mujer (la Parra) cuando iba al colegio, al parecer, solo la enseñaron a conjugar la primera persona del singular , » YO » cuando es un verbo que le favorece, cuando se trata de algo que va contra ella, solo se acuerda de la tercera persona del plural, «ELLOS».