En mayo de 1808, Francia era dueña de Europa. Napoleón Bonaparte dominaba la mayor parte del continente y los ejércitos imperiales eran la fuerza militar más poderosa de su tiempo. La debilidad de la monarquía española hizo que Napoleón decidiera controlar el trono de España En primer lugar hizo abdicar a Carlos IV a favor de su hijo, Fernando VII, que fue sustituido por su hermano José Bonaparte. El emperador creía que el pueblo español, arruinado, inculto, privado de reyes y gobierno, aceptaría la nueva situación.
Se equivocaba. El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio Real en Madrid, dando lugar un levantamiento popular espontáneo.
Reprimida la protesta por las fuerzas napoleónicas, se extendió por todo el país una ola de proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección armada que desembocarían en la Guerra de Independencia Española, que finalmente terminaría por liberarnos del dominio francés.