Por Mª José Gómez Terrés
Para mucha gente, «es sólo un deporte», una manera de pasar el rato ó de mantener el cuerpo en forma. Esas personas piensan que no merece la pena dedicarle tanto tiempo, tanto esfuerzo, ni enfadarse por las derrotas,… ellos no terminan de entender porqué te lo tomas tan en serio.
En algo pueden tener razón, pero… es que para mí, NO es solo un deporte, no es solo baloncesto. Es muchísimo más.
Es … es tener una convivencia casi continua con 12 personas con las que compartes, gustos, aficiones, ilusiones, momentos duros, felices, momentos inolvidables. Es sentir como te superas a ti mismo, es sentir el respaldo de tus compañeros en cada momento, es ver como todas os dejáis la piel por cumplir un objetivo o un sueño, es ver como todas levantáis un partido que parecía perdido, es ver como tus sueños se cumplen.
Es imposible decir que sólo es un deporte cuando tan sólo el sonido de la red al meter un tiro limpio te llena; cuando cada momento que pasas entre canastas y balones te merece la pena. Es tanto lo que me llega a dar el baloncesto, que a veces siento pena por esas personas que piensa que sólo es un deporte.
Nunca sabrán lo que es jugar en equipo, nunca sabrán lo que se siente al gritar en el centro del campo el nombre de tu club, girarte y ver que toda una grada está aplaudiéndote, no sabrán la alegría que te embarga cuando escuchas la bocina de los 24 segundos de posesión, no sabrán que es notar el calor del público, no sabrán los nervios que se pasan cuando una compañera que va a tirar los dos tiros libres del partido, ni sabrán lo sola que te sientes cuando eres tú la que tiene que tirarlos, ni la alegría que te produce anotar esos tiros libres, no sabrán tantas cosas….
Orgullo, alegría, rabia, impotencia, gloria, derrota, amistad, dolor, compañerismo, triunfo,… me sería casi imposible describir la cantidad de sensaciones que he sentido gracias y por el baloncesto, pero hay una que se merece el intento. No sé muy bien cómo llamarlo, para algunos es el gusanito, la espinita, el duende, la chispa, tiene mil nombres pero eso da igual porque todos los que jugamos reconocemos ese sentimiento. Es ese “algo” que te hace no poder dormir una noche porque al día siguiente jugas un partido importante, es el impulso que te hace contar los días que te quedan para poder jugar cuando estas lesionado, son las ganas de dar lo que fuese porque una temporada extraordinaria no terminase, la chispa que te hace llamar a unas amigas para echar unas canastas en verano porque tienes un mono tremendo, la alegría de ver como el equipo avanza y cumple sus objetivos…
Todo esos sentimientos y más son gracias a ese “algo”, el nos da fuerzas para aguantar pretemporadas, para soportar gritos del entrenador, para luchar cuando todo parece perdido, para ayudar a tus compañeras en lo que sea posible, para no bajar la cabeza cuando se pierde, para levantarnos temprano los domingos, para aguantar el frío o el calor que haga en un pabellón… todo gracias a él. Para algunas personas eso será una tontería, que ese “algo” no es capaz de tantas cosas, pero si sientes por este deporte lo mismo que siento yo, si amas este deporte como lo amo yo, sabes que tengo razón, sabes que ese “algo” es capaz de eso y mucho más, por ese “algo” serias capaz de jugar dos partidos en un día, serias capaz de jugar lesionada, podrías irte al lugar más recóndito para jugar un partido,…
Harías lo que fuese por jugar al baloncesto.
¿Cómo explicarte lo que es baloncesto? Una pregunta para la que no tengo respuesta, porque para explicarte lo que es el baloncesto antes tendría que explicarte que se siente jugando, que se siente al ganar un partido perdido, qué se siente al ver a tus compañeras jugar en equipo, qué se siente al ver a una hinchada levantarse al anotar una canasta, qué se siente al ver que todo el trabajo de una temporada da sus frutos, qué siente al dar una asistencia que hace feliz a tu compañera, qué se siente… te tendría que explicar tantas cosas que sería imposible.
El baloncesto no se explica se vive. Cuando llegues a vivir el baloncesto como lo vivo yo, entonces no hará falta que te explique nada porque ya lo habrás entendido todo.