7 de noviembre de 2016
Hace pocos días tuvimos la suerte de realizar una visita muy especial a la exposición temporal del Museo del Juguete, dedicada íntegramente a la emblemática Fábrica Rico. Guiados por Paco Esteve, nieto de José Esteve Bastant, uno de los socios fundadores de dicha empresa, su relato nos transportó al Ibi de aquellos años y a los mágicos momentos de la niñez.
Inicialmente, la fábrica juguetera, bajo las siglas “Verdú y Cia.”, fue fundada por tres trabajadores cualificados de Payá, que decidieron emprender un nuevo proyecto. Para ellos trabajaba como comercial Santiago Rico Molina, quien años después entraría a formar parte de la empresa, denominándose “Verdú, Rico y Cia”, y finalmente, en 1920, adquiriría el 95% de las acciones, momento en que la juguetera pasó a llamarse Rico, S.A. Precisamente el 5% restante seguía en manos de José Esteve.
Paco fue contándonos la evolución de la juguetera, amenizando la exposición con multitud de anécdotas que raramente aparecen en los libros y que daban un matiz especial al relato, retratándonos no solo la vida de una empresa sino del mismo Ibi de principios y mediados de siglo XX.
Pasamos de observar con curiosidad los primeros juguetes, verdaderos prodigios artesanales, a ir siguiendo con admiración la evolución de estos, siendo cada vez más patente la aplicación de nuevas tecnologías, punteras en la época. Como hilo conductor, la invariable calidad de todos y cada uno de los juguetes. En las últimas vitrinas encontramos incluso algunos juguetes con los que algunos de nosotros llegamos a jugar, algo que nos alegró y llenó de melancolía pero que también nos dejó ver que el tiempo pasa para todos.
Para dar el punto y final a la exposición, una serie de fotos históricas nos mostraban la ingeniosa organización del trabajo en aquella época. Muchos pudimos reconocer a familiares y conocidos, haciéndonos caer en la cuenta de que todos tenemos algo que ver con estas empresas, que la historia de estas jugueteras discurre en paralelo a la historia del propio Ibi. Fueron estas grandes fábricas las que en gran medida hicieron de nuestro municipio lo que es, no solo laboralmente sino también cultural y demográficamente.
En conclusión, fue un maravilloso viaje por la historia de Rico y de Ibi, con el juguete como hilo conductor.
Quiero dar las gracias a Paco Esteve, quien nos transmitió todo su saber y pasión por el tema, haciéndonos entender que lo que allí se exponía era mucho más que unos simples juguetes y que aquellos que estábamos viendo tenía “alma”. Y como no, agradecer a todo el personal del Museo del Juguete por atendernos con la cordialidad y profesionalidad a la que nos tienen acostumbrados.
Susana Hidalgo