Hasta hace relativamente poco tiempo – muy poco en realidad – lo habitual en la población era el analfabetismo. Incluso entre las clases más pudientes, un alto porcentaje no sabía leer ni escribir.
Sin embargo ello no era óbice para que las personas comprasen y vendiesen propiedades; ni el día a día se paralizaba por no saber leer el precio de los tomates, por ejemplo. Se compraba, se vendía y se llegaba a acuerdos más o menos importantes con un simple “chócala” (apretón de manos). Con eso era suficiente. Todo el mundo conocía y respetaba que “la paraula fa el home”. O sea el valor de la palabra.
Posteriormente entraron en escena personas con conocimientos jurídicos y con “una demostrada honradez” como eran los notarios. Personas preparadas que daban fe de un trato o de otra circunstancia que hubiesen presenciado, y esto quedaba registrado convenientemente.
Tanto lo primero como lo segundo sigue existiendo, aunque todos sabemos que para el primero de los casos –“chócala”-, según quienes sean los intervinientes tiene un valor o ninguno.
Tras los hechos acaecidos en el Pleno del pasado lunes día 9 de septiembre, concernientes a la petición de dimisión de la alcaldesa ibense por parte de su socio de gobierno y portavoz del Grupo Municipal del CDL, Juan Valls, me disponía a escribir un artículo sobre la hipótesis, iluso de mí, de lo que habría sido lógico que ocurriese si se tratase de gobernantes que la tuviesen, lógica digo. Dos días después, según publica un importante diario, nos vuelven a la realidad ibense confirmando que aquí la lógica y la dignidad “ni está ni se le espera”.
El artículo en sí lo voy a confeccionar, aunque no en los términos que tenía previstos.
En el Pleno está presente el Secretario (Fedatario del Ayuntamiento), con lo cual hay un acta de la sesión; hay una empresa contratada por el Ayuntamiento que graba para TV todo lo que allí ocurre; estamos presentes 21 personas que hemos sido votados porque hemos merecido la confianza de los ciudadanos para llevar a buen puerto la gestión pública. Sin embargo todo ello parece que no sirve para nada. En apariencia el “chócala” se la han dado presuntamente, con anterioridad, dos personas en ausencia del Secretario, de la cámara de TV y de otros 19 representantes públicos.
El portavoz del Grupo Municipal CDL, Juan Francisco Valls Brotóns, aún siendo socio en el gobierno municipal con el Partido Popular, increpa públicamente en dicho Pleno a la Alcaldesa reprochándole que le “ha vuelto a engañar” y por ello le pide la dimisión y porque “está haciéndole mucho daño a Ibi” y seguidamente abandona el salón de plenos.
Pasado este episodio, Mayte Parra Almiñana responde que ha sido una exigencia desproporcionada y por ello no va a hacer caso – no lo cesa de sus delegaciones-; mientras que Juan Francisco Valls Brotóns asegura –según el diario-que no abandonará sus funciones.
Aquí no ha pasado nada. ¿Y los compañeros del Grupo Municipal Popular no tienen nada que decir? Alguien del gobierno pide la dimisión de la Alcaldesa diciendo públicamente que está haciendo mucho daño a Ibi, ¿y todo sigue igual, como si nada?
Últimamente nos vemos obligados a recurrir muy a menudo a la conocida frase de Jaume I El Conqueridor y ésta es una de esas ocasiones, “Vergonya, cavallers, vergonya”.
Esto es la indignidad personificada.
Vicente Bernabeu
Que se puede esperar del Sr Valls? No tiene criterio para estar donde está, todo le parece bien, blanco, pues blanco, Negro, pues negro y así en todas sus decisiones.
Lo tenéis crudo si queréis trabajar con un mínimo de seriedad. De todas formas seguid con vuestro trabajo de oposición.
Así se habla Sento, el problema ya no es la poca vergüenza, es que con esto dañan la imagen de la política, bastante denostada ya, y son conscientes de que ese daño perjudica principalmente a la iizquierda, que tiene un electorado tradicionalmente crítico y termina beneficiando a los sin escrúpulos, eso es lo más triste y despreciable de todo.