En breve, Alfredo Pérez Rubalcaba será a todos los efectos candidato a la Presidencia del Gobierno. El futuro del socialismo, o del progresismo en general, pasa en buena parte por Alfredo. Hay que subrayar en todo caso que José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó el Debate sobre el Estado de la Nación para volver por sus fueros, transmitir confianza a los militantes y simpatizantes de su partido y dejar bien claro que Mariano Rajoy es políticamente inútil. Resulta comprensible, por consiguiente, que un cierto optimismo haya regresado –con cautela y prudencia- a Ferraz.
El Debate sobre el Estado de la Nación pudo ser un funeral y, en cambio, se ha convertido en una resurrección casi inesperada. Rodríguez Zapatero no parece dispuesto a salir de puntillas por la puerta trasera del palacio de La Moncloa. Más bien quiere demostrar que estará al pie del cañón hasta el fin de las elecciones generales y que ejercerá de jefe del Ejecutivo hasta que termine la legislatura actual.
Nadie del entorno presidencial cree, en cambio, que Zapatero caerá en la tentación de quitarle protagonismo a Rubalcaba. La bicefalia siempre tiende a ser un riesgo por aquello de que no conviene que haya dos gallos en un mismo gallinero. Pero, hasta el momento, los inconvenientes de la bicefalia socialista no han sido detectados o son inexistentes. Zapatero y Rubalcaba saben muy bien que si estallara un conflicto entre ambos –aunque fuera subterráneo- se habrían cargado el invento y habrían dañado -sin paliativos ni excusas- al colectivo socialista, fuertemente desmoralizado en los últimos tiempos.
Frente a quienes opinan que los comicios generales deberían ser adelantados a otoño –como pide cada dos por tres la derechona-, ni Zapatero ni Rubalcaba comparten esa teoría. Entienden que sólo podría anticiparse la apertura de las urnas si se multiplicaran los problemas derivados de la crisis internacional y la situación entrara en un tenebroso túnel sin salida a la vista. Confían en que esto no sucederá y que el candidato llegará -al disponer de más tiempo- hasta la fecha fijada del próximo mes de marzo. Rubalcaba necesita, según él mismo comenta con otras palabras, sumergirse en una asignatura complicada y poliédrica como es la campaña presidencial.
¿Tiene alguna posibilidad Rubalcaba de vencer a Mariano Rajoy? Expertos en vaticinios demoscópìcos son refractarios a pronunciarse al respecto con contundencia. Especulan acerca de que la vía de la economía y la crisis conduce a una mayoría bastante holgada, favorable al Partido Popular. No obstante, la vía más política conduce a un triunfo -se ignora si suficiente o no- de Rubalcaba. Rajoy sigue sin despegar como aspirante a presidir el Gobierno de España. Y la falta de cooperación con el Gobierno Zapatero le pasa factura. Mientras tanto, Rubalcaba se impone ante Rajoy como líder con autoridad y con habilidad.
El partido no está perdido por el PSOE de antemano, aunque no será fácil –en las circunstancias presentes- vencer al PP. Pero que la derecha no se sorprenda. Rubalcaba es mucho Rubalcaba y Rajoy no despega. ¿Soportará Rajoy el cara a cara televisivo con Rubalcaba? Es probable que no y que los populares busquen todos los obstáculos para impedir que ante millones de españoles se vean Rajoy y Rubalcaba las caras. Rajoy puede entrar ganador en el debate televisivo y, sin embargo, salir derrotado. ¿O no?