La oposición lleva toda la legislatura intentando convertir el pleno municipal en un patio de colegio. Como ejemplo podemos poner el último pleno, celebrado el pasado 14 de enero. Durante el turno de ruegos y preguntas, momento en el que los miembros de la oposición pueden intervenir libremente sobre los temas que consideren oportuno, el equipo de gobierno guardó escrupuloso silencio, pese a que desde la bancada de PP y VOX se vertieron calumnias y descalificaciones. Desde el equipo de gobierno aguantamos el tipo por respeto a la institución. Todo cambió en el punto que nos da derecho a réplica. Especialmente el PP se dedicó a interrumpir, a subir el tono por encima del concejal con derecho a palabra, e incluso se pudo oír, nuevamente, descalificaciones hacia los concejales que intervenían, lo que les valió varias llamadas de atención del alcalde quien, en su papel de moderador del pleno, les pidió el mismo respeto que anteriormente se les había mostrado a ellos. Por desgracia, esto no son hechos aislados y se han ido repitiendo en todos los plenos. Cabe pensar que esa es la estrategia que el PP ha decidido para esta legislatura, la de ensuciar y embarrar, la de insultar e interrumpir: convertir el pleno en un patio de colegio. Curiosamente, cuantos más asuntos se van solucionando (el inicio del geriátrico, el cierre de los ejercicios contables anteriores, los pagos de sus deudas a proveedores, la no subida del IBI…) más enfadados y disgustados se muestran.

Los plenos están regulados por una normativa que marca el derecho a hablar, pero también el orden de estas intervenciones. Los grupos de la oposición exponen antes y cierran los de gobierno. Pues el PP, que es bien conocedor de esta norma, a viva voz, con modales más que reprochables, piden en todos los plenos cerrar la ronda de intervenciones pidiendo una réplica por alusiones, un mecanismo que la normativa contempla para casos excepcionales. El PP intenta, pleno tras pleno, alterar el orden de la sesión para su beneficio político, pretendiendo apropiarse del turno de palabra de cierre que corresponde a los grupos de gobierno. Para ellos son todo ganancias ya que, o consiguen que se les dé la palabra o venden la negativa como falta de talante del alcalde. Quiero recordar que el Sr. Serralta, en sus 12 años de mandato, concedió la réplica a la oposición en tan pocas ocasiones que pueden contarse con los dedos de las manos y en ninguna de ellas fui yo la agraciada.

Ante la falta de ideas y propuestas que aportar, la oposición ha decidido ensuciarlo todo. Los circos del PP son intolerables. Un concejal es un representante público y, por lo tanto, debería mantener un mínimo de respeto, de saber estar y cumplir, además de conocer, la normativa de funcionamiento de las entidades públicas.

Desde el equipo de gobierno les instamos a replantearse su comportamiento, reiterado en todos los plenos, dejando las sobreactuaciones y sobre todo las interrupciones, los aspavientos y los insultos.

Nuria Pina Huertas
Portavoz del Grupo Municipal Socialista

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