Empiezo este artículo yendo directamente al ajo: no hay que demonizar el pago de productividades y gratificaciones en la administración pública. Éstas tienen un sentido de ser y, si se utilizan para lo que fueron concebidas, contribuyen al buen funcionamiento de las instituciones y a la justicia laboral.
Dicho esto, la clave de lo anterior está en la frase “si se utilizan para lo que fueron concebidas”. Como siempre, las herramientas son neutras, ni buenas ni malas, depende del uso que le demos.
La productividad es un complemento del salario destinado a retribuir “el especial rendimiento, la actividad extraordinaria y el interés o iniciativa con que el funcionario desempeñe su trabajo”. Este concepto es controvertido, ya que responde a una valoración subjetiva. Dado que todos debemos trabajar con interés, iniciativa y rendir en nuestro puesto de trabajo, este complemento solo se entiende si se concede en casos excepcionales, de especial y notable relevancia. Si el pago de productividades es habitual, no puntual, como ocurre en el Ayuntamiento de Ibi, algo se está haciendo mal.
Las gratificaciones responden, en principio, a criterios más objetivos. Se asignan por servicios extraordinarios, prestados fuera de la jornada normal de trabajo y, en ningún caso, podrán ser fijas en su montante ni periódicas en su pago. Pueden ser retribuidas con dinero o con tiempo de descanso. Es justo compensar a un trabajador por trabajos que exceden de las competencias de su puesto y si han ocupado parte de su tiempo personal. La cuestión aquí es que, para que esto funcione bien, los puestos de trabajo tienen que estar bien definidos. También tienen que estar asignadas todas las tareas a puestos de trabajo. No puede haber tareas “sin amo”. ¿Cómo se consigue esto? Con una buena “Relación de Puestos de Trabajo” o RPT.
Tras muchos años solicitando, desde el Grupo Socialista, en 2016, gracias al equilibrio político en el Ayuntamiento (el PP gobernaba en minoría), se consiguió la creación de una propuesta de RPT actualizada y elaborada por una empresa profesional. Un documento muy completo, que se ciñe a normativa y a la objetividad que debe regir los puestos de trabajo de un ente público. El documento deja claro las competencias y labores de todos los puestos de trabajo del ayuntamiento y cuantifica lo que debe cobrar el trabajador. Además, nos dice que muchos puestos de trabajo están infravalorados y que las personas que los ostentan, deberían cobrar más. Otros, al contrario, están sobrevalorados. Esto supone un agravio comparativo entre todos los trabajadores del Ayuntamiento.
Esta propuesta de RPT sigue en un cajón. ¿Por qué? ¿Cómo capea el problema el gobierno del PP? Pues no tocando las retribuciones de los puestos sobrevalorados, para evitarse problemas, y compensando con productividades y gratificaciones los puestos infravalorados. El resultado es ruinoso, llegando a abonar un volumen de productividades y gratificaciones que sorprenderían a toda la ciudadanía.
Por tanto, el problema no son las productividades ni las gratificaciones, sino el mal uso que el equipo de Serralta les está dando por no enfrentarse a los problemas. Habrá que recordarles que disfrutan de mayoría absoluta y fueron elegidos para hacer lo necesario, no solo lo fácil.
Sergio Carrasco Martínez