21 de octubre de 2014

La capacidad de comprar las voluntades del ser humano son infinitas y las ridículas justificaciones de los corrompidos también lo son. El caso de las «tarjetas negras», que en realidad son iguales a las de cualquier hijo de vecino (plateadas, doradas, azules…) nos produce una vergüenza ajena a todos aquellos que participamos de un modo u otro en una organización política. Los  directivos y consejeros de Caja Madrid, rescatada con dinero público, gastaron 15,5 millones en comidas y viajes privados durante casi nueve años a través de operaciones que se apuntaban a mano y eran cargadas en cuentas destinadas “a errores del servidor informático” evitando así la fiscalización de ese dinero. No tengo ninguna compasión para aquellos que denigran la noble tarea de la función pública porque no sólo han sido comprados, dejando su dignidad en entredicho, sino que el efecto que producen sus acciones nos afectan a todos los que defendemos la capacidad del ser humano para ser útil a la sociedad. Las tarjetas no son negras, son negras y apestosas las intenciones de los corruptores y los corrompidos. Tanto montan unos como otros y las dos figuras deben ser llevadas ante los tribunales.

Como todos los ibenses conocen, aquí en Ibi hemos tenido nuestro lío de tarjetas. Nos referimos a las famosas tarjetas VISA que usaron algunos miembros del equipo de gobierno del PP en las pasadas legislaturas a cargo del erario público. Pese a que las cantidades gastadas y la naturaleza de las tarjetas es diferente, la «logica» de quien las usa sí es similar: sentirse dueño de lo público y vivir una vida de caprichos subvencionada por loa mayoría porque «ellos lo valen».

A pesar de los esfuerzos del equipo de gobierno del PP liderado por Rafael Serralta para limpiarle la cara al Partido en estos meses con anuncios de acciones para la transparencia, a día de hoy ni hemos visto las facturas de los gastos derivados de estas tarjetas, ni las veremos en el maravilloso programa de contabilidad donde dicen que ya podemos ver las facturas que se generen a partir de ahora, porque la transparencia del PP de Rafa Serralta tiene límites, es decir, serán transparentes siempre que lo que muestren no les salpique a ellos. Pero lo peor en este tema es que nadie del equipo de gobierno va a exigirle a estos dos personajes, compañeros y mentores, que devuelvan el dinero gastado en grabadoras, aparatos informáticos, regalos de boda, comilonas y hoteles que no han justificado en ningún momento. Hay tres apuntes en los extractos de la VISA que delatan el pago de tres regalos de boda por importe de casi 300 euros cada uno a diputados/as del Partido Popular. Pero el dúo PP-CDL corrieron un tupido velo y aquí no ha pasado nada. Si tuviéramos las facturas y la información de a qué personas les llevaron un regalo en nombre de todos los ibenses, podríamos hasta llamarles para preguntarles si les ha gustado el regalo.

Vergüenza y mucha es la que dan todos los consejeros de Caja Madrid, los que gastaron dinero de los ibenses en cuestiones personales y vergüenza producen también los que lo han tapado, convirtiéndose en cómplices.

En estos casos lo primero es denunciar, lo segundo exigir la devolución íntegra de todo el dinero derrochado y por último procurar medidas para que no vuelva a ocurrir. El PP, con todo lo transparentes que quieren parecer, no ha hecho nada de esto.

Susana Hidalgo

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