Como ya venimos comprobando desde hace unos meses, el Concejal de Hacienda del Partido Popular en el Ayuntamiento de Ibi, Rafael Serralta, se ha aprendido muy bien la palabra “transparencia”, y la usa para cualquier cosa, ya que al hecho de cumplir medianamente con su trabajo lo llama “ejercicio de transparencia” y además lo adorna con la coletilla “como jamás se ha hecho en este Ayuntamiento”.
No desaprovecha ninguna ocasión, en especial si hay un micrófono delante o un periodista, para presumir de que en esta legislatura están siendo los más abiertos y transparentes del mundo en comparación a años pasados, reconociendo al mismo tiempo de forma implícita que durante la anterior legislatura han sido los más opacos que han pasado por nuestro Ayuntamiento.
Hay que llamar a las cosas por su nombre. Igual que una verdad a medias constituye una mentira, enseñarnos algo (sólo lo que a ellos les parece bien) no es transparencia, sino una forma más sutil de manipulación y opacidad. La ley no habla de ningún filtro a la información, sino que indica que debe dar a los grupos de la oposición acceso a toda la documentación solicitada, o en caso contrario justificar la negación por escrito con argumentos de peso. Una transparencia a medias y manipulada no es transparencia. Lo peor es que contándonos estas milongas nos quieren hacer tontos, tanto a los concejales de la oposición como a los ciudadanos. Pretenden ponerse la piel de cordero y esconder a toda costa la de lobo.
La realidad dista bastante de una gestión realmente transparente: nos pasamos días, semanas, meses, incluso años, reclamando documentación, documentación que no nos quieren mostrar porque no saben cómo justificarla. Así seguimos teniendo pendiente facturas de compras hechas con la VISA de Mayte Parra. Las de Agüera ya nos las han dado, ahora que ya no se puede presentar una denuncia por malversación de fondos públicos porque el delito ya ha prescrito. ¿Esto es transparencia? Nos hartamos de pedir facturas de muchos miles de euros que sencillamente se han “perdido”, pero eso sí, se han pagado y algunas por dos veces.
Vamos a ser serios y a llamar a las cosas por su nombre, esa transparencia de la que hace gala, día sí y día también, el Sr. Rafael Serralta es pura demagogia barata, mentiras repetidas infinitamente para hacerlas parecer verdad. La verdadera transparencia pasa inexorablemente por abrir todas las dependencias del Ayuntamiento, abrir todos los cajones, y sobre todo dejar hacer su trabajo a los funcionarios que en la mayoría de los casos se ven presionados entre nosotros y sus jefes directos que son a la postre a los que hacen caso.
Más nos valdría que dejaran de tanta falsa transparencia y levantaran más las “alfombras”. Seguro que nos sorprenderíamos.
Arturo Domenech
Pero anem avore Arturo, ¿algu duda que este señor esta ahi pa cobra un sueldo y punto.? li emporta un bledo tot lo demes, igual que as seus compañes.