Estamos asistiendo en los últimos días, con cierta perplejidad e indignación a lo que les está ocurriendo a cientos de estudiantes que se han manifestado en las calles de Valencia. Son estudiantes, en su mayoría menores de edad, que protestan contra los recortes en la enseñanza pública. Entre ellos que les hayan dejado sin calefacción en el instituto.
Las cargas policiales contra los estudiantes en Valencia que todos hemos podido ver en imágenes están siendo a todas luces desproporcionadas. Ha habido 43 detenidos – algunos menores de edad-, heridas, contusiones y según algún medio de comunicación, anteayer hubo incluso disparos al aire lo que, de confirmarse, sería de una inusitada gravedad.
El Gobierno debe explicar estas actuaciones porque son muy graves. Si es cierto que un estudiante, después de recibir una paliza de la policía, estuvo en el calabozo 30 horas incomunicado sin poder ir al baño y sin darle ni agua, esa situación es más propia de regímenes dictatoriales que de una policía democrática.
La borrachera de poder en la que está el Gobierno del PP le está llevando a cometer errores y excesos que no se pueden consentir.
La policía que en los días anteriores actuó en valencia es la misma que había hace 4 meses. Lo que ha cambiado es quien le da las órdenes: ha cambiado la Delegada del Gobierno en Valencia, ha cambiado el Ministro del Interior, y ha cambiado el Presidente del Gobierno de España
Mal empieza Rajoy si en la primera protesta de adolescentes para defender la enseñanza pública tiene que recurrir a métodos que creíamos olvidados en este país. Tristes métodos del pasado.
Partido Socialista