Desde que estalló la crisis hay un concepto que ha venido apareciendo hasta la sopa. Es un término abstracto, que no deja ver claramente a qué o quién se refiere. Desconozco si se trata de una figura de nueva creación, o una redefinición de algo que ya existía. Lo que me temo es que pudiera ser un espejismo más, una máscara creada con el objetivo de ocultar a los que mueven los hilos en esta economía cada vez más injusta, insolidaria y avara. Me estoy refiriendo a “los mercados”. Un nombre común que nos lleva de cabeza a todas las economías mundiales. ¿Qué o quién son los mercados? Su poder sí lo tenemos claro. Es una versión moderna de la Santa Inquisición, con gran poder de influencia y cuyo veredicto era indiscutible e inapelable.
Sinceramente creo que nos hemos vuelto locos. Está claro que hace falta una regulación para que la economía vaya bien, pero esa regulación no puede venir únicamente de algo tan sensible como lo son “los mercados”. Estamos a merced de cualquier viento que sople. Un día todo puede ir todo perfecto y al día siguiente, un rumor, unas declaraciones, un mal presagio,… puede hacer que se pierda el beneplácito de “los mercados” y caer en la ruina. ¿Quién decide el destino de naciones enteras? ¿Hasta cuándo vamos a seguir con este juego? Y lo que es peor, ¿por qué? Eso son preguntas sin respuesta que nadie se atreve a contestar, pero lo cierto es que en cualquier momento salta a la palestra aquello de que “Los mercados acusan el mal dato de empleo de EE.UU”, “Los mercados nerviosos ante los desacuerdos de los parlamentarios griegos”, “Los mercados expectantes ante las medidas de ahorro de Portugal”… En definitiva, que «los mercados» se comportan como los niños caprichosos y mal criados. Sus abusos siempre les parecen poco pero por el contrario son extremadamente sensibles a todo lo que les incomoda o desagrada. Es en este último caso cuando se transforman en el niño tirano, en el abusón del patio.
Estoy completamente seguro de que camuflado tras toda esta inestabilidad, alguien está haciendo su agosto y se está forrando y bien forrado a costa del resto.
Se ha demostrado sobradamente que, aunque la situación es difícil para todos, alguien tiene la capacidad de dirigir el foco de atención a conveniencia y si antes fue Irlanda, luego le siguió Grecia y Portugal y ahora se empieza a dudar de Italia. España también está en la cuerda floja.
Por lo visto el dinero, por donde pasa, moja y se ve que está muy bien ir dirigiendo este dinero de un lado para otro.
Sigo pensando y cada vez estoy más seguro de que esto de “los mercados” es una treta para ocultar a aquellos que han decidido repartirse el mundo con sus ciudadanos dentro.
Dentro de poco espantaremos a los niños diciendoles aquello de “que vienes los mercados” en vez del lobo, aunque hay que reconocer que a los adultos ya nos asusta.
Amigo Arturo , esto de los mercados es como el YIN y el YANG , esto siempre está en contastante evolución y transformación con lo cual a los pobres de pro , solo tenemos que estar al jodido destino que nos marca el MER-CAOS .