Es posible que José Luis Rodríguez Zapatero sea recordado como Gorbachov, rechazado en su país y admirado fuera, como decía Sabina en una entrevista en El País el pasado mes de mayo.
Es muy normal que ante una situación de crisis internacional y con la tasa de paro juvenil tan elevada, se culpe al gobierno de todos los males, seguramente también los alemanes culparán a Merkel y los franceses a Sarkozy de la crisis económica. Aunque muchos economistas recuerdan en sus artículos de opinión que fue el Partido Popular el que puso las bases de un modelo de crecimiento basado en el ladrillo y que Zapatero, aunque no siempre acertado en sus propuestas, no ha cedido a las presiones para abaratar el despido como lo han hecho otros gobiernos neoliberales, lo que es cierto es que las críticas hacía Zapatero son continuas, de forma muy insistente y repetitiva por propios y extraños. Muchas personas, aunque no han sufrido los efectos de la crisis, ahora se suma a las críticas, sin argumentos ni elementos de juicio, únicamente guiados por el ambiente creado.
Estoy segura que el tiempo pondrá a cada en su lugar y lo que esta claro es que la situación mundial guiada por un capitalismo que convierte todo en mercancía, no es el mejor escenario para defender los ideales de la izquierda. Zapatero dedicó dos palabras en el debate de la nación para el Partido Socialista Obrero Español, “agradecimiento y orgullo” a los que yo me sumo. Es evidente que el panorama actual obliga a tomar medidas contra la especulación, el enriquecimiento absurdo de los mercados que depositan sus fortunas en los paraísos fiscales. Obliga también a la valentía de los gobiernos de izquierdas a defender los derechos sociales conseguidos durante décadas. Son también bienvenidos todos los indignados a la lucha y al debate social.
De la mano de Zapatero se constituyó el primer Ejecutivo paritario entre hombres y mujeres de la historia de España, cumplió la promesa de la retirada de las tropas de Irak, se aprobaron leyes pioneras en Europa y de gran calado social como la Ley contra la Violencia de Género, la Ley de Igualdad, la Ley de Memoria Histórica o la que posibilita el matrimonio a personas del mismo sexo. Se propició también la reforma de los Estatutos de Autonomía más ambiciosa desde la Transición, se aprobó el 14 de diciembre de 2006 la Ley de autonomía personal y ayuda a la dependencia.
En el marco de una política de impulso a la democratización y la transparencia en la vida pública, José Luis Rodríguez Zapatero aumentó los controles al Gobierno y al Presidente en las dos Cámaras Legislativas, Congreso y Senado, y propició la independencia de RTVE por medio de una Ley que puso su control en manos del Parlamento.
Zapatero propuso la iniciativa internacional de la Alianza de Civilizaciones, que fue adoptada como programa oficial por las Naciones Unidas en abril de 2007.
Entre los logros del segundo mandato de Zapatero destacan el histórico acuerdo para la financiación autonómica, aprobado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera en el que están representadas todas las CCAA, y la eliminación de la publicidad de RTVE, que refuerza su carácter de servicio público y culmina el proceso de democratización de los medios estatales. En la agenda política destaca la propuesta de Ley de Economía Sostenible, que tiene como objetivo poner las bases para renovar el modelo productivo español en el marco de la crisis económica internacional más dura de los últimos años.
A mi juicio, a pesar de los tiempos le ha tocado gobernar a Zapatero, ha logrado defender los valores de la izquierda en un entorno político «hostil» para el progresismo. Que duda cabe que podía haber hecho mucho más, que podía haberse enfrentado a los mercados y a la banca, pero el escenario político internacional actual ha hecho que esto representara una quimera. Lo que tengo muy claro es que con gobernantes conservadores la cosa es mucho peor. Si no queríamos recortes, con la derecha nos toca «tres tazas».
Le deseo todo lo mejor a Zapatero y le agradezco su trabajo, su lucha y su talante.