Por Vicente Bernabeu
Ya se han plasmado multitud de opiniones sobre el Pleno Ordinario de diciembre de 2010, pero la verdad es que pocas veces una sesión plenaria ha despertado tanto interés popular como esta. El interés inusitado no ha sido por capricho ciudadano, sino por las presuntas actuaciones irregulares, por ser benevolentes, de un equipo de gobierno que día tras día está más desacreditado.
La sesión, como excepción, comenzaba a la hora prevista. Normalmente se retrasa hasta 20 minutos después de la convocatoria.
El comienzo ya dejaba entrever que la alcaldesa se tomaba la presencia del público como un auténtico desafío. A modo de Luis XIV con su “El estado soy yo”, o del cacique de un poblado del oeste americano “La Ley soy yo”, nuestra primera edil sentenciaba “Recuerdo a los asistentes la prohibición de grabar el pleno por personas particulares”. De esta manera la Sra. Maite Parra Almiñana se pasaba por el arco las sentencias de los distintos tribunales, favorables a las grabaciones por ser un acto público y así disponerlo nuestra Constitución. Era la primera falta de respeto al público en una tarde en la que se mostraría especialmente arrogante “esta alcaldesa”. Interrumpió la palabra de los concejales para advertir en los mismos términos a una persona del público que llegó una vez comenzada la sesión.
Esta alcaldesa se vio sorprendida cuando la totalidad de la oposición votó a favor de una propuesta del Partido Popular en la que se pedía al Gobierno Central de Rodríguez Zapatero que apoyase al pueblo saharaui. Sin duda esta señora, en su afán de extender la idea de que todos son iguales, creía que el Grupo Municipal Socialista se desmarcaría del resto de grupos y no votaría un toque de atención al Presidente del Gobierno. Exactamente es lo que ella y todo el grupo popular hace con el otrora honorable Paco Camps, no son capaces de exigirle sus responsabilidades y vuelven a la cantinela de derivarlas hacia el Gobierno central del PSOE. La actuación de Antonio Martos y el resto de concejales socialistas, en un ejercicio de responsabilidad, dejó descolocados a los populares ibenses.
Como he dicho, Maite Parra quedó sorprendida, pero los asistentes no lo quedamos menos al constatar como los populares, con su mayoría absoluta, votaban en contra de la transparencia de nuestro consistorio. Bien es cierto que precisaron interrumpir el pleno durante más de media hora, prácticamente hasta asegurarse que hiciera acto de presencia el concejal Palacios, con lo que también aseguraban el sentido del voto. Tenía que esperar a Enrique Palacios porque, a pesar de su mayoría absolutísima, son tantas las guerras internas que ni ella sabe con quién puede contar. No tiene un equipo, tiene un conjunto, roto, fragmentado y con sus miembros enfrentados entre sí.
Antes de esto, los asistentes del público pudimos verificar que lo aparecido en prensa no merecía explicación alguna. Las graves acusaciones de uno de sus concejales (Sr. Onsurbe), que a pesar de la importancia de sus “carteras”, habían provocado su destitución fulminante, ni era urgente explicarlo, ni era urgente investigarlo, ni nada de nada. Algo que provocó que el Salón de Sesiones estuviera a rebosar de gente, para nuestro grupo gobernante no tenía mayor importancia. Definitivamente estas personas o “personajes” se mueven en otra dimensión.
Pero no paró ahí la cosa, no. A partir de entonces tuvimos que soportar el ya habitual “mitin” de esta alcaldesa y la falta constante de respeto a la oposición y al público asistente.
Nuestra primera autoridad, hace aproximadamente 10 meses se permitió –presuntamente- convocar a sus ciudadanos a una manifestación no autorizada a las puertas del ayuntamiento en apoyo del una de sus concejalas, interrumpió un pleno para salir a la calle a sentirse vitoreada, posteriormente la expulsó y ahora, en este pleno del 13 de diciembre de 2010, se dirige a la oposición diciendo que no tienen poder de convocatoria. Y al público “no hay más que verles las caras”. Señora Maite Parra, tenemos la cara que tenemos, vamos a los plenos cuando nos apetece (siempre que sean a horas en las que nos lo podamos permitir) en ejercicio de nuestro derecho a asistir. Lo que no tenemos es lo que tiene usted, ¡CARA DURA!
Para finalizar, y en un nuevo ejercicio de PREPOTENCIA, no dudó en hacer uso de la policía municipal para expulsar a un ciudadano ibense que ejercía un derecho constitucional, su derecho a grabar un pleno. No contenta con ello, aderezó este ABUSO DE PODER con comentarios sobre la supuesta filiación política del expulsado, así como con alusiones a la madre del mismo.
Decididamente “esta alcaldesa” ha perdido los papeles, el norte y no merece el respeto de sus ciudadanos, un respeto que ella no ha sabido cultivar. Los ciudadanos no merecemos estar gobernados por una PERSONA PREPOTENTE, MALEDUCADA Y CARADURA, y estoy seguro de que muchos de sus votantes a estas alturas estarán arrepentidos de haberle prestado su apoyo. El examen final: el 22 de mayo de 2011.
La verdad es que en ese pleno Doña Maite Parra se cubrió de gloria. Esperemos que los ciudadanos la sepan poner en el lugar que se merece: EN LA CALLE.
En este tiempo navideño han surgido varios temas a nivel de comentarios, y que como siempre los medios de comunicación locales no reflejan en sus noticias (ya se sabe porqué).
¿Es verdad que no se han enviado los juguetes a Haití? Lo que sí es cierto es que Onsurbe no lo ha dejado apuntado como una de las tareas «en las que estaba trabajando». (Por cierto que de esto sí que se han hecho amplio eco).
¿Es verdad que las butacas del Cine Río se descargaron y volvieron a cargar?. Aquí la versión debe ser cierta, puesto que no se ha utilizado el Cine Río para el acto institucional del 6 de Enero. (a pesar de que lo aseguró Agüera repetidamente).
¿Es verdad que por primera vez los platos y mantones no los ha pagado el Ayuntamiento sino els ballaors?. ¿Ha tomado la alcaldesa represalias al suave (en mi opinión) bando dels amantats?.
Por cierto, felicidades a los organizadores de la cabalgata de Reyes Magos. Por lo hecho, y por la democratización que están persiguiendo. Algunas tenían que enseñarse de estas personas.