Por José Vicente Bernabeu Pardo
A lo largo de este fin de semana, el periódico francés Libération, fundado en los años 70 por el pensador Jean Paul-Sartre, ha organizado en Lyon (Francia) una serie de conferencias, en el marco del foro Planète Durable, un ciclo de ponencias que ha traído a la ciudad a políticos, periodistas y activistas de renombre y que ha conseguido que lioneses y foráneos participemos de manera directa en distintos debates a lo largo de estos dos días.
La semana pasada asistí al debate llamado La izquierda en Europa (La gauche à l’Europe, en su título original). Antes de continuar, he de decir que el debate me decepcionó en parte, no tanto por su contenido (hubo reflexiones interesantes, aunque no demasiado novedosas) como por sus componentes. Y es que, si bien el título apelaba a la izquierda, de forma genérica, todos los conferenciantes pertenecían o estaban ligados por afinidad ideológica al Partido Socialista Europeo o a la socialdemocracia. Así, me pude ver reflejado en la opinión de muchos de los asistentes, que no dudaron, en el turno de ruegos y preguntas, en quejarse de la falta de variedad ideológica, pues la izquierda comprende más partidos y más ideología que la socialdemocracia.
En cualquier caso, he pensado que puede resultar atractivo que os cuente, a grandes rasgos (mi nivel de francés no es precisamente el de un experto y, de vez en cuando, me perdía un poco en la conversación y algunas ideas se me escapaban) de qué se habló allí. Uno de los primeros en intervenir fue Ernst Hillebrand, representante de la fundación Friedrich Ebert de París, una fundación que trabaja por la socialdemocracia a nivel mundial y que fue fundada en Alemania en 1925. Hilleberd, expuso las cuatro ideas que los socialistas europeos deben perseguir para combatir la actual situación social y económica del continente. El activista explicó que lo más importante es repensar el concepto que tenemos en la sociedad occidental de la solidaridad y acabar con el individualismo. Hilleberd afirmó, no sin equivocarse, que la clave para cambiar las cosas está en la solidaridad y que para ello, es imprescindible reflexionar sobre la democracia y el sistema que actualmente tenemos. Según declaró, se debe trabajar para aumentar la participación ciudadana, para que la democracia sea más directa, incrementando el número de referéndum y mejorando la organización municipal, mediante un programa multicultural que cohesione Europa para mejorar el sistema educativo.
Y si Ernst Hillebrand se mostró un tanto desesperanzado en cuanto a la coyuntura actual de Europa, Stavros Lambrinidis, político griego miembro del parlamento europeo, Panhellenic Socialist Movement (PASOK, según sus siglas en griego) y vicepresidente del Partido Socialista Europeo, quiso transmitir a la audiencia un sentimiento de optimismo. Lambrinidis remarcó que, así como en 2007 los socialistas griegos perdieron en las elecciones, tres años después, en 2010, han ganado, gracias a que la ciudadanía del mencionado país “ha abierto los ojos” y se ha dado cuenta de lo que “los gobiernos conservadores del Parlamento Europeo han provocado con su política neoliberal”. Lambrinidis no dejó de reconocer que la situación de Grecia es la de un país particular y que no se puede extender a todos los países europeos, pero enfatizó en el hecho de que así como los griegos se han dado cuenta y se han quejado del colapso económico provocado por la reducción de impuestos y la política neocon, el resto de europeos también acabarán dándose cuenta de la fragilidad del sueño americano. El político griego explicó la importancia de los impuestos para reforzar la economía y de establecer políticas que no den la espalda a las pensiones, a los trabajadores y a la educación. Llegados a este punto del debate, me empecé a preguntar si realmente los conferenciantes iban a proponer alguna idea concreta o si, en el tiempo que restaba, se iban a dedicar a lo mismo: a lanzar palabras vacías y a criticar a la derecha, sin más. Afortunadamente, me equivoqué, al menos en parte. Lambrinidis criticó la imposición del euro, que ha afectado de manera bien distinta al norte de Europa, cuya economía está basada en la exportación, y al sur del continente, basado en la agricultura y el sector servicios. Por ello, propuso el incremento de tasas internacionales, de impuestos destinados a reducir las diferencias entre el norte y el sur, para normalizar la situación del ciudadano medio y combatir, de paso, la política del miedo que está llevando a cabo la derecha europea a raíz de la crisis económica que ella ha provocado. Políticas que se hacen patentes en países como Holanda o Italia, según apuntó Lambrinidis; y que yo me atrevería a extender a Francia, a tenor de los hechos acontecidos recientemente con los ciudadanos rumanos en este país, que están provocando una auténtica avalancha de movilizaciones y crispación que se ve en la calle pero no en los medios de comunicación.
Y voy llegando ya al final de este texto, que ha resultado ser más largo de lo que en principio pretendía, haciéndome eco de las declaraciones de Catherine Trautmann, presidenta de la Delegación Socialista Francesa en el Parlamento Europeo. De todos los ponentes, fue la que más me convenció, pues fue ella la que hizo más autocrítica. Trautmann sintetizó brevemente los frentes en los que tiene que luchar la izquierda europea: La crisis de solidaridad, la socialdemocracia real, las reforma del sistema y la conexión con las generaciones más jóvenes. La diputada europea criticó las graves contradicciones en las que ha incidido el partido socialista en los últimos años, avalando la política neoliberal de la derecha en numerosas decisiones. Trautmann apeló a todos los que allí estábamos para que hagamos frente a la política del miedo orquestada por los liberales, para coger las riendas del futuro y favorecer la participación ciudadana en la confección de un sistema que debe romper con el pasado (o al menos eso entendí yo). La diputada reconoció que, en estos momentos, la izquierda europea padece un problema de credibilidad y en este sentido, alabó la posición del PSOE en España y la actitud del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para conectar con los jóvenes. La diputada explicó que sólo luchando por la IGUALDAD, en todos los frentes -educacional, sexual, racial… en derechos y en deberes- se podrá acabar con la violencia social, con la sociedad excluyente que hemos acabado por formar en occidente. Trautmann se mostró contundente en este sentido: el Partido Socialista necesita regresar a sus valores primigenios, dando a las políticas sociales auténtico protagonismo, sin que ésta acabe quedando relegada a un segundo plano por detrás de los asuntos económicos, como de hecho ha sucedido en la última década. Algo imprescindible, a mi parecer, para que el partido sea de verdad creíble. Los jóvenes europeos necesitamos políticos comprometidos, programas y proyectos que atiendan nuestras necesidades, que no son pura y absolutamente económicas, algo que muchas veces los dirigentes parecen olvidar. La sociedad occidental está enferma y está en nuestra mano acabar con la apatía política, una epidemia que se expande rápidamente entre la ciudadanía y que se transmite, cada vez con más facilidad, a las generaciones más jóvenes. ¡Luchemos contra ello! La situación actual es verdaderamente crítica: la derecha más extrema se está aprovechando de nuestra inseguridad, especialmente de la de los más jóvenes. Estamos frustrados, muchos llevamos estudiando mucho tiempo y pese a todos los esfuerzos, cada día vemos más complicado alcanzar la libertad, la emancipación. Necesitamos políticos comprometidos. Está en nuestras manos hacer una política de izquierdas real para que los jóvenes nos creamos que podemos hacer algo.
Enhorabuena por tu artículo, se nota que progresas en tus estudios de periodismo. Te deseo suerte en tu Erasmus y, sobre todo, que aproveches esa gran oportunidad que tienes de conocer la realidad fuera de España.