Por Carlos Carnicero
“Degüello” era el toque de corneta del ejército mexicano que indicaba a sus tropas la orden de no hacer prisioneros y de ejecutar al que se rindiera.
En España se ha vuelto a oír el toque “degüello”. La corneta de órdenes es la señora de Cospedal, que ha tomado el puesto de Eduardo Zaplana y Ángel Acebes en la lucha sin piedad y sin cuartel contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Algunos, pecando de ingenuos, creímos que el congreso del PP en Valencia indicaba un punto de inflexión en el que el PP se civilizaría y empezaría a jugar a la política con coordenadas civilizadas. Fue sólo un espejismo. Sin sentido del ridículo, porque para eso el PP tiene un entorno mediático que justifica cualquier disparate, el partido de la oposición sigue acusando al Gobierno de acabar con el estado de derecho y al igual que hizo Batasuna en su momento amenaza con recurrir a la justicia europea para que condene al estado español, al que acusa de “policial”.
Si en el plácido mes de agosto ha sido este el estado de ánimo de las tropas del PP, cabe imaginar cómo será el regreso a las labores en septiembre.
Ahora, después de que los consejeros de Sanidad de los gobiernos autonómicos gobernados por el PP aplaudieran la gestión de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha vuelto a salir la secretaria general del PP poniendo los pies encima de la mesa por la gestión de la crisis epidémica de la gripe.
Cualquier episodio es válido para aplicar el toque “degüello” en una guerra sin cuartel en la que el PP no quiere prisioneros sino cadáveres políticos, aunque estos se levanten sobre el sufrimiento de cuatro millones de parados.
Fuente: elplural.com