Por Susana Hidalgo
No es de recibo escuchar a la concejal Dña. Pilar Ortega decir en último Consejo de Bienestar Social que desde que ella ostenta la Concejalía se han organizado muchos cursos para las mujeres, que hasta ese día glorioso las mujeres de Ibi no tenían nada, no podían dedicarse a otra cosa que sus casas y sus trabajos.
La memoria se debe ejercitar de vez en cuando y más cuando uno pretende mejorar una gestión pública ya que se aprende mucho de lo hecho y se vislumbra mejor lo que queda por hacer.
Todos los cursos a los que muchas mujeres de Ibi hemos tenido acceso antes de que esta señora ostentara el cargo; cursos de informática, acceso a la universidad, talleres de padres y madres, talleres de reinserción laboral, cursos de restauración de juguetes de hojalata, de muebles y antigüedades, cursos de ingles, francés, alemán, cursos de cocina, cursos de costura, de bolillos, de maquillaje, cursos de teatro, de pintura, de danza, de música, cursos de formación para el voluntariado, cursos de autoestima, cursos de reciclaje, etcétera, etcétera, independientemente de la concejalía que lo organizara, seguramente son producto de una imaginación desbordante y senil de las mujeres que los hemos realizado a lo largo de muchos años desde que se instaurara la democracia en nuestro país (situación que permitió a los partidos progresistas gobernantes una apuesta firme por la formación continua en todo tipo de materias de hombres y mujeres por igual, ya sea a través de cursos, talleres, charlas, etc.)
Una buena gestión pública debe optimizar todos los recursos públicos priorizando los más necesarios para cada época, y mejorar en la medida de lo posible el trabajo realizado por los gestores anteriores. Caer en la complacencia del “¿quién como yo?” y negar el trabajo de todos los que han dedicado parte de su vida a una gestión pública, obedece a personas con una visión muy poco objetiva de la función pública como tal, y descubre la necesidad de una notoriedad personal por encima de los objetivos del encargo que le han confiado los ciudadanos. Una pena.
No es de extrañar que cada vez acudan menos colectivos al Consejo de Bienestar Social ya que después de leer el informe de las actividades llevadas a cabo por la Concejalia durante el ejercicio anterior por parte de la concejal delegada del área, el turno de ruegos y preguntas se reduce al mínimo con que la participación de las asociaciones y colectivos para opinar, debatir y aportar ideas es tan reducido que no merece la pena ir.