Por Susana Hidalgo Vidal
Por fin un poco de cordura, sólo un  poco: el aparcamiento del IES Fray Ignacio Barrachina ha sido habilitado como patio, donde los alumnos salen a descansar entre clase y clase, donde pueden hablar y comerse el bocadillo sin el temor a que les caiga la valla metálica encima. Esta obra ha sido una petición reiterada por la comunidad educativa del centro desde que se instalarán en el patio original las prefabricadas del IES la Foia. Finalmente, las obras del patio han comenzado gracias a la presión que profesores, alumnos, padres y madres ejercieron con su encierro en el centro, hace unas semanas, en señal de protesta.
Y es que este ha sido el primer rayo de luz en un tema que sobresale por su liosa ejecución, difícil de explicar y de comprender.
A ver si alguien lo entiende.
Los dos institutos estaban para remodelar y ampliar desde hace años.
Lo más práctico, económico y fácil hubiese sido hacer caso a los padres y madres de alumnos, a los profesores y a los partidos de la oposición: construir el IES Fray Ignacio Barrachina en la zona norte. El gasto de alquiler de las prefabricadas, que es elevadísimo, se hubiese ahorrado, ya que, mientras el nuevo instituto se termina, los alumnos seguirían en las instalaciones de toda la vida. Además, una vez finalizado el Instituto en la Dulzura, el antiguo Fray Ignacio hubiese sido un edificio público más, que bien podría haberse adecuado para una Escuela Infantil Pública o para cualquier otro uso.
Pues no, la Generalitat y el Partido Popular de Ibi dicen a esta propuesta NO y contra todos, deciden demoler el antiguo edificio del IES Fray Ignacio Barrachina y en su lugar, construir un instituto nuevo en el mismo lugar, por lo que hay que colocar unas 80 prefabricadas para los alumnos. Esto supone un edificio público menos, menor reparto de centros educativos de secundaria en el casco urbano de Ibi y, como no, más gasto, por el alto precio del alquiler de las prefabricadas, que además requieren una preinstalación de alcantarillado, asfaltado y cerramiento de los pasillos que vale una buena cantidad de euros (del cerramiento de los barracones del Fray Ignacio ya se ha hecho cargo nuestro Ayuntamiento).
Como parece que lo prioritario no es ni ahorrar, ni hacer las cosas fáciles, sino engordar un poco más las cuentas de los propietarios de las prefabricadas, deciden hacer lo mismo con el IES La Foia y colocar 70 prefabricadas más para acoger a los alumnos de este centro.
Ahora que ya no hay vuelta atrás, esperemos al menos que se cumplan los plazos ya que, de ser así, el nuevo centro del Fray Ignacio Barrachina tendrá que abrir sus puertas el curso que vienen, con lo cuál, los alumnos de La Foia podrían ocupar las aulas prefabricadas donde actualmente están los alumnos del Fray Ignacio y empezar la adecuación de este segundo centro unos meses más tarde. Cualquier retraso en los plazos supone sobrecoste en concepto de alquiler de prefabricadas, que pague quien pague, terminará saliendo de nuestros impuestos. No paran de decir que le han dado la vuelta al pueblo pero, a lo que sí le han dado la vuelta, es al forro de nuestros bolsillos.
Las obras del Instituto empezaron a todo gas, ahora van a medio gas y es posible que lo acaben deprisa y corriendo para que lo inaugure el señor Camps. Todo un descontrol propio de una política educativa del Partido Popular. Sólo hay que ver lo qué han hecho en esta Comunidad con la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero  eso da  para otro artículo.

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