El trato humillante y cruel que los gobiernos del PP, en las comunidades madrileña y valenciana, están infligiendo a los dependientes, provocaría un infinito placer en el marqués de Sade.

Como un “auténtico atropello” y “crónica de la infamia” se califica ya el bloqueo a la Ley de Dependencia perpetrado por Esperanza Aguirre. Pero no resulta difícil entenderlo. Esta ley constituye uno de los pilares del Estado del bienestar, y la facción ultraliberal del PP —encabezada por Aguirre— abomina de la protección a los débiles.

Kafkiano
El laberinto kafkiano, por el cual han de vagar quienes necesiten esta protección pública, ha provocado que la asociación del Defensor del paciente exija que sea el Ministerio encargado de las políticas sociales quien tramite directamente las ayudas a los familiares de dependientes, y que se les pague descontando a posteriori el importe a la correspondiente autonomía.

Que no se salgan con la suya
Recientemente, la defensora del paciente denunció que Madrid y Valencia “pasan directamente de cumplir la Ley de Dependencia”. Ante este incumplimiento sistemático, la asociación insiste en “que sea el Ministerio, quien ejecute la ley para que, en Madrid, Esperanza Aguirre, y fuera, sus compañeros, no se salgan con la suya, que es no dar las ayudas y mandar a los dependientes a residencias privadas”.

Perdiendo prestaciones
Tristemente, docenas de miles de ciudadanos pierden cada mes las prestaciones que la ley otorga y no reciben la atención que reclama su dignidad como seres humanos. Este boicot sistemático del PP a leyes justas y sociales contrasta con la celeridad a la hora de construir hospitales con dinero público… para entregarlos a continuación al chalaneo de unos pocos. Algo que sabe y sufre el personal de centros sanitarios privatizados, con sus sueldos empequeñecidos para nutrir los bolsillos de los “gestores”.

Angustia
Y lo más nauseabundo es que detrás de cada obstáculo a los beneficiarios de esta ley, chisporrotea un drama. Cada vez que los tentáculos de “doña Espe” estrangulan una solicitud, unos ciudadanos prolongan su angustia.

Indiferencia
Enfermos de parkinson, alzheimer, parálisis cerebral, hombres y mujeres que se orinan y defecan encima, crepitan de impotencia mientras sus derechos naufragan entre pasillos y oficinas o acumulan polvo en cajones y archivadores junto a teléfonos que nadie descuelga y empleados que nada saben.

La visita del Papa
Pero no nos extrañemos… ¿cómo van a cumplir las comunidades de Valencia y Madrid una ley social y humanitaria impulsada por Zapatero? Aparte de ceder los servicios públicos a oscuros y panzudos empresarios, han de preparar para el 2011 la visita de un anciano con ojeras que viste ropajes de blanco nuclear.

¿Dónde están las manifestaciones?
Mientras, no se prevé ninguna manifestación en la plaza de Colón contra esta auténtica crónica de la infamia perpetrada contra los dependientes. Y, en caso de convocarse, no parece que entre los manifestantes vaya a distinguirse a ningún foro “defensor de los valores eternos de la institución familiar”, “el sagrado matrimonio entendido como la unión de un hombre y una mujer”, “la indisolubilidad de nación española” o “la defensa de la vida humana y su inherente dignidad”…

¿No son españoles?
Como podemos comprobar, para el PP los dependientes y sus familiares no forman parte de la “indisoluble nación española” y carecen de “la dignidad de la persona”… si merced a la aplicación de una ley justa Zapatero gana votos.

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