Por Antonio Martos
Las universidades públicas de la Comunidad Valenciana también son víctimas de la política económica del Sr. Camps.
Durante los últimos meses hemos sabido por los medios de comunicación que las universidades tendrán que declarar suspensión de pagos porque el Sr. Camps no cumple las obligaciones de pago. Esto es una muestra del desastre económico que la Generalitat pone en práctica.
La noticia es preocupante por la repercusión que puede tener en nuestros estudiantes, los que lo son en el presente y los que serán en el futuro. Un problema inmediato de cara al fin de este curso académico y una incertidumbre más que justificada por el futuro de la educación pública. Si no hay dinero, ¿por qué el Partido Popular de la Comunidad está subvencionando a cada estudiante de la concertada con más de 2.000 € por alumno?
A nivel local, nos preocupa el nivel de cumplimiento de la Generalitat con los compromisos contraídos con el Ayuntamiento de Ibi. Por ejemplo, en el Palacio de Justicia, el Ayuntamiento había invertido 1.148.253,34 € hasta el 30 de Abril. De todos estos euros, ¿cuántos han llegado de la Generalitat? Mucho nos tememos, por el hecho de haber pedido esta información y que no se nos haya contestado, que de Camps han venido 0 €.
El Ayuntamiento se está endeudando en nombre de la Generalitat, restando capacidad para atender las obligaciones netamente municipales.
¿Cómo puede la Generalitat adeudar dinero para servicios y todas estas infraestructuras a las que se ha comprometido y, sin embargo, gasta el dinero en actividades propagandísticas?, ¿los ciudadanos somos lo último para ellos?
Lo peor es que, a los anteriores ejemplos podemos añadir otros; la Ley de Dependencia, bloqueada en esta Comunidad, la política sanitaria o la política educativa. Todos son servicios públicos básicos que afectan a la práctica totalidad de los ciudadanos y ciudadanas.
Y es que, en esta comunidad se gasta mucho dinero en políticas para seguir en el poder y la calidad de las políticas que apuestan por el bienestar de los ciudadanos, brillan por su ausencia.