José Marset Jordá – Secretario Comarcal del PSPV de la Montaña.En estos veintiún días después de mi último escrito en el que solicitaba -a doce horas del veredicto de las urnas- una verdadera catarsis en mi partido, he asistido y leído innumerables artículos de opinión y declaraciones de otros y de unos, con los que unas veces comulgaba y otras no, como es natural.
No resisto volver a intervenir porque si volvemos a dedicar nuestros esfuerzos buscando únicos culpables a esta nueva debacle, ya sea en miembros de nuestra gestora o en la provincia, o comarcas, será sin más, malo. Si nos esforzamos en buscar nuevas «alternativas de confrontación», que sirvan para distraer el verdadero debate, peor. Seguiremos sin ver más allá de un palmo de nuestras narices, hastiaremos hasta la inanición a nuestros militantes, dignos de más altos puntos de vista, y seguiremos amontonando derrota tras derrota.
Y no te digo “na”, si seguimos con la política -abundante por lo que se ve- de seguir guardándonos nuestras prebendas, llámense, sillones, cargos, oposiciones bien retribuidas, etc., etc., y al partido, que le den. Dije que ninguno de nuestros tres magníficos candidatos con sus equipos se merecían esta debacle, y, hoy, les digo a ellos, que si consienten en que sigamos por estos derroteros, y no se ponen los tres juntos -con sus equipos- a enderezar el rumbo que demanda la ciudadanía, pero sobretodo las bases de nuestro partido, si, los tres juntos, no reaccionan ya, e imponen un mínimo de cordura en esta federación, vamos listos. Y he mencionado el verbo «imponer», a conciencia y a pesar de estar en contra de ello. Pero ya estoy más que harto de escuchar sandeces sobre la unidad de los socialistas valencianos, de que ya no existen familias, de que vamos a barrer por que somos los mejores, etc., y más etc.
Harto de que nos engañemos a sabiendas, harto de que en los comités nacionales se vote lo contrario de lo que se piensa, harto de chanchullos y de batallas estériles y más etcéteras. Y tengo para mí la certeza de que nuestros tres cabezas de cartel por nuestras tres provincias -con sus equipos-, tienen la suficiente autoridad moral, el suficiente amor y dedicación a nuestro partido y hacia el socialismo -sin buscar más etiquetas-, el suficiente apoyo en nuestras bases, para que se pongan a trabajar, para, por una parte calmara los gallos cantores de toda una eternidad, y por otra para volver a ilusionar a toda una militancia que está más que harta de ciertas prácticas partidarias dentro de un partido centenario en honradez como el nuestro.
Y quiero aclarar lo de las «alternativas de confrontación». ¿Nos vamos a dedicar ahora suspirando por la solución de nuestros males, retornando a la provincialización? Pues más bien debería ser NO. Sería demasiado fácil, demasiado cómodo, demasiado feliz para los que suspiran por más poder y más centralizado. Lo que necesitamos es más entrega, trabajo, sudor y lágrimas.
El partido está bien comarcalizado, y, a lo sumo sí sería necesario potenciar las actuales estructuras territoriales. A esta conclusión se llegó en nuestra última ejecutiva comarcal en la que sólo perdimos quince minutos para zanjar este gran problema. Nos entretuvimos bastante más y con mucha más profundidad, en el análisis de las elecciones, que aunque fuimos de las pocas comarcas que nos salvamos de la quema, nos sentimos corresponsables de la derrota en nuestra Comunidad. Sigo pensando que mientras no seamos lo suficientemente valientes y decididos y acometamos el mal de nuestro partido desde sus profundidades -léanse, censos engordados, falsos y falsificados con el único fin de ganar Congresos y Asambleas- familias que siguen dirigiendo el rumbo del partido según sus conveniencias, el yo me presento, luego me retiro que me pones a él.
Si toda esta práctica no la desterramos, seguiremos teniéndolo muy duro. Lo tengo así de claro, seguramente por que nunca he pretendido, ni voy a pretender -a mis años- ningún cargo fuera de mi comarca o agrupación.